Este volumen reúne siete trabajos en los que se exploran varios aspectos del período colonial de Guatemala. Es el fruto de las investigaciones de archivo realizadas por un grupo de estudiosos tanto guatemaltecos como extranjeros. El énfasis es en la microhistoria, un acercamiento metodológico poco explorado en el estudio del pasado guatemalteco. El libro constituye un sólido suplemento a los trabajos de síntesis general que han caracterizado dicho campo historiográfico. Cada ensayo estudia en detalle un tema de interés relativo a una región o localidad específica de la que en la colonia se denominaba provincia de Guatemala.
Los dos primeros estudios examinan el acontecimiento medular del período colonial en Guatemala, o sea el choque de culturas que sobrevino como resultado de la conquista y su impacto ideológico tanto sobre los españoles como sobre los indígenas. Ann C. Collins describe los esfuerzos de los frailes mercedarios por convertir a los indígenas de occidente de Guatemala, en especial a los del área de Jacaltenango. Por su parte, Pilar Sanchiz Ochoa presenta un esbozo de la jerarquía social que evolucionó dentro de la sociedad multirracial que surgió durante el siglo XVI en los alrededores de la ciudad de Santiago, en el Valle de Guatemala.
Tres de los trabajos se ocupan de la problemática del desarrollo de la sociedad rural. George Lovell estudia el impacto de los sistemas de trabajo forzado sobre la población indígena de la Sierra de los Cuchumatanes, área periférica en la que los procesos coloniales no siempre se desarrollaron de la misma manera que en los grandes centros urbanos. Los ensayos de Julio Pinto y Michel Bertrand tratan sobre los patrones de asentamiento rural y la tenencia de la tierra. Pinto ofrece observaciones generales en base a un estudio de caso sobre un incidente acaecido en el pueblo de Taxisco en la costa del Pacífico, mientras que Bertrand presenta un breve bosquejo de la historia agraria de la región de la Baja Verapaz.
El volumen concluye con dos capítulos en los que se exploran aspectos de la sociedad urbana colonial. En uno de ellos, Stephen Webre investiga la base económica del poder de la élite española asentada en la ciudad de Santiago, a través de un estudio de las actividades comerciales y agrícolas de los regidores del cabildo municipal durante el siglo XVII. En el otro, Inge Langenberg presenta los hallazgos de su investigación sobre el impacto social del traslado de la población urbana después del terremoto que destruyó la antigua capital en 1773.
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